«Es difícil, porque la sensación es que no puedes estar al 100%»
Nüll García es la directora de “Malegro verte”, el corto ganador del premio Kalean 2024 del Homeless Film Festival. Hemos hablado con ella sobre su trabajo.
¿Cómo has recibido este premio?
La verdad es que nos ha hecho una especial ilusión este premio, porque tenemos la suerte de que «Malegro verte» está teniendo un buen recorrido en festivales y ha ganado algunos premios en todo el recorrido. Pero, normalmente, los premios del público son como más especiales, porque es para quien haces las películas. Con este premio, además, que corresponde a un festival tan especial, he sentido como: «Qué bien, porque se puedan verse entendidos, reflejados». Creo que hay algo de la temática del corto que hace que su punto de vista esté presente, porque tiene que ver también con el juicio a la gente de clase baja o racializada. Para nosotras ha sido muy especial que se sientan representados y que les guste.
Cuéntanos, ¿cómo surge la idea de «Malegro verte»?
Yo estaba haciendo un curso de guión en la Factoria de Guión. Tenía que hacer un ejercicio, y Ana Villa, que es la madre de Alba que ha hecho la música junto a Juanjo Valmorisco, nos había contado una historia que le había pasado en un centro comercial cuando ella tenía 20 años. A mí me parecía una historia buenísima, y tuve claro que tenía que contarlo. Por otra parte, Alba y yo teníamos ganas de hacer algo juntas. Entonces, dijimos: «Vamos a coger la historia y a cambiar algunos rasgos de los personajes para nosotras». Ahí surgió que una fuera paya y la otra gitana. Nos apetecía hablar también sobre cómo es la representación de la mujer gitana en el audiovisual, cómo se ha construido el estereotipo de la mujer gitana, que siempre está contado desde un lugar muy negativo.
¿Ha sido un proceso largo?
Un cortometraje, al final, si pides ayudas, siempre es largo, porque tienes que esperar respuestas. Pero sí, yo creo que estuvimos un año y medio entre que empezamos a escribir, a desarrollar, a rodar, y, luego, el montaje fue rápido.
¿Cómo ha sido lo de trabajar como actriz y como directora a la vez?
Muy difícil. Ya lo había hecho una vez en un primer corto más amateur, y en este caso pensaba que era un corto sencillo, porque es una localización principalmente, una escena, dos actrices muy de confianza. Sin embargo, es difícil, la verdad, porque para mí la sensación es que no puedes estar al 100%. La experiencia es de no poder estar al 100% como directora ni al 100% como actriz, porque como directora te requieren muchos departamentos antes durante y después de rodar. A veces miraba Alba y, en vez estar como actriz dándole, trabajando con ella, escuchándola, estaba como directora pensando: «Ay, este momento, esta frase… Le voy a decir ahora que…». Y eso supone no es estar al 100% como actriz. Creo que hace falta mucha, mucha trabajo previo para poder ir con mucha tranquilidad al rodaje.
Pero ahora, visto el resultado, dices: «Bueno, mereció la pena».
Sí, estoy muy contenta de haberlo hecho. Creo que, a pesar del estrés, pues está bien. Hay momentos que me gustan mucho, que siento como que conseguí dejar un poco a la directora a un lado y decir: «Ahora soy actriz». Porque, hay momentos bonitos de comunicación entre Alba y yo y también momentos bonitos de dirección. Estoy muy contenta de haberlo hecho; he aprendido muchísimo.
¿Qué acogida está teniendo, sobre todo, en la comunidad gitana?
Justo ahora en el Museo Carlos III van a hacer unas jornadas sobre la mujer gitana y lo van a poner. Está yendo por muchísimos festivales, llevamos como 80 festivales, que es una barbaridad. Además, recibimos muchísimos mensajes de gente que lo ha visto. El otro día recibí un mensaje de una chica gitana que me escribió y me dijo: «Gracias tía, me ha encantado». Y eso da mucha alegría, porque es que es un reconocimiento especial, no solo que se vea, que es muy importante, sino que se reconozca el trabajo que hay detrás.